Por Matías Córdova Yukich
En julio del presente año al mail de Road Runners Chile llegó una invitación para asistir al lanzamiento de la primera versión del Adidas Terrex Trail. El lanzamiento se realizaría en la tienda Adidas del Costanera Center y, Pablo González, director del equipo, aprovechó la ocasión de la invitación para gestionar cupos de “cortesía” para el team. Uno de los 3 sería para mí con el compromiso de hacer un report de la carrera.
El evento de lanzamiento se realizó en la mañana de un jueves en la tienda Adidas. Al mencionar a la marca alemana uno al tiro lo relaciona con eventos de calidad como el Maratón de Santiago, Maratón de Viña del Mar o también los encuentros que hacen con Adidas Yoga. El Trail, y como lo dijeron en el lanzamiento, era un mundo nuevo para la empresa deportiva.
Con un cóctel/desayuno, se dio la bienvenida y se presentó la carrera. Esta sería producida por Latitud Sur Expedition, productora con vasta experiencia realizando carreras de Trail y contaría con distancias de 10, 21 y 50k. Los dueños de casa, en el lanzamiento, aseguraron que el evento no dejaría ningún detalle al azar y que tendrían diferentes actividades para los acompañantes. Se presentaron las rutas en un video y, la impresión de los presentes, en su mayoría gente del mundo del Trail Running, se sorprendió por lo compleja que sería y más aún los 50k al comenzar a las 00:00 y correr gran parte trayecto de noche.
Al darme la organización el código de inscripción no dudé mucho en la distancia para anotarme y me registré en los 10k. Los 21k merecían un entrenamiento adecuado el cual no estaba realizando y el ultramaratón eran ya palabras mayores. Al llegarme el correo de que el cupo estaba listo, decidí de que no prepararía en exclusiva esta carrera, siguiendo con el plan de entrenamiento para afrontar en octubre el Maratón de Viña del Mar, mis terceros 42k. Por lo mismo, en estos cuatro meses jamás pisé un cerro o sendero para prepararme para el desafío.
Se acercaba la fecha del evento y me surgía la dura si tendría que invertir en unas zapatillas de Trail Running. Pensé mucho en comprarme una pero justo el portal TrailChile subió a su página un review de la ruta de los 10k y la presentaban como una “amigable” y que no eran tan necesario, para los novatos como yo, invertir en zapatillas ad hoc a la carrera. El review que hicieron me permitió tranquilizarme ya que presentaban el recorrido como uno sin grandes complicaciones, con cruzadas de río pero solo por puentes.
El día de la carrera.
La producción, junto con Adidas, quisieron incursionar en un nuevo formato y realizar las partidas de los 10 y 21k en horario vespertino. El “medio maratón” comenzaría a las 17.30 y la distancia menor sería 30 minutos más tarde.
Hice mi mochila de competencia y llevaba ropa de cambio a excepción de calcetines y zapatillas, jugándome esto en contra finalizada la carrera. Carolina Courbis, socia y amiga en Road Runners Chile, me pasó a buscar y en el camino a la Ciudad Deportiva de Iván Zamorano, lugar de partida y meta de la carrera, me decía que esto es un mundo completamente diferente al running, donde el “pace” o ritmo de carrera no existe. Añadía que el tiempo que uno se demoraba era solo una anécdota y que lo importante era como uno se sentía enfrentando la carrera. Ella, quien ha practicado trail running durante todo el 2016, me decía que los tiempos son muy variables. En una carrera en cerro puedes hacer 50 minutos en 10k, mientras que en otra 1h30. Le decía que quizás andaría por la 1h20 y que quería ir sólo con el objetivo de probarme qué tal soy.
No teniendo comparación con otras carreras de Trail Running, el Basecamp lo encontré excelente. Se hizo en una de las tantas canchas de fútbol que tiene la Ciudad Deportiva y era muy amplio. Una zona dedicada a la hidratación, otra zona dedicada a Food Truck, otra a guardarropía, juegos para niños, y, muchos cojines para descansar.
A las 17:30 dieron la largada de los 21k y me fui a verlos. A diferencia del running, no parten como hechos una bala sino que a ritmo “conservador”, y no existen los codazos que estamos tan acostumbrados los runners. Los competidores llegaron 10 minutos antes de la largada y no 40 minutos como sucede en muchos eventos pedestres a los que estoy acostumbrados.
17:50 y con Carolina y Gaetano Abiuso, socio del equipo, estábamos encajonados, busco señal de GPS y, quedando 30 segundos dan la cuenta regresiva. Dan la partida y me voy muy rápido corriendo por un camino de tierra paralelo a calle Valenzuela Puelma. Los primeros metros era un barrial, ahí pensé si era natural o la organización mojó la ruta para darle cuento, yo creo que fue lo segundo. El primer kilómetro fue como una carrera de calle por el ritmo que llevaba. Me fui muy rápido y, desobedeciendo los consejos, miré el pace. Iba a 4:56, momento en que me cruzo con Jennifer González, coach del equipo, y me dice que a la ayude a conservar el lugar ya que iba primera entre las mujeres.
Hasta el kilómetro 2 alcancé a correr con ella pero su experiencia en el running la aplicó en el cerro y se fue. Era bastante técnico estos primeros kilómetros con subidas y bajadas, no muy pronunciadas, pero que te impedían mantener un ritmo constante. Todo bien hasta el 2.5k en que vi un río, la Quebrada de Ramón y todos corriendo cruzándolo. No era profundo, pero si me iba a mojar las zapatillas y estas no tenían un sistema de secado rápido ya que eran de running y recicladas, las había dejado de usar hace ya mucho tiempo. Al ver el río dije “puta la wea”, porque algo que me carga es mojarme las zapatillas porque me demoro mucho en secarlas. Me mojé no más y seguí corriendo momento en que entré al parque Aguas de San Ramón, instancia en que comenzó una subida, camino de auto, de unos 500 metros.
Alcancé a correr unos 300 metros cuando caminé. Iba muy cansado quizás por partir demasiado rápido.
Estoy acostumbrado a que caminar, en el running, es sinónimo de que uno “bota” la carrera, de que ya lo dio todo y no puede seguir con el plan de carrera. El Trail Running es distinto. Caminar es parte del arte y todos, mejor dicho, la gran mayoría, recurre a este recurso. Después de esta subida corrí un poco y en el kilómetro 3 comenzó una gran subida en que todos, ahora sin excepción, la hicieron caminando. La caminata no era trekking, era una caminata rápida. Ahí uno nota los que tienen la técnica para subir caminando porque la hacen rápido.
Claramente después de esa subida comenzaba una bajada por un sendero angosto. Kilómetro 4 y comenzaron a pasarme los primeros conocidos. Asumo que soy muy competitivo por mis 7 años corriendo en calle y fue un golpe el que me pasaran gente que conozco. El paisaje era muy bonito pero no lo disfrutaba tanto porque iba concentrado en no caerme, al no llevar zapatillas adecuadas, y porque cualquier “pavada” iba a significar una caída. Lo que miraba eran las zapatillas del que iba adelante mío para ver bien el terreno que pisaba.
Kilómetro 5 y, nuevamente y para desagrado mío, había que cruzar el río. A diferencia de la primera cruzada en que el agua me llegaba con suerte a los cordones, ahora el agua me pasaba los tobillos. En ese momento me pasa el actor Francisco Pérez Bannen y, al igual que lo mencioné anteriormente, me picó el bichito de la competitividad y me fui corriendo con él. Kilómetro 5.5 y había el primer y único punto de control de la distancia. Isotónico, agua y fruta. Me tomé un vaso de agua rápido. A diferencia de running, hay basureros para que no contaminemos la naturaleza.
Quise seguir con Pérez Bannen pero comenzaron las bajadas y tenía una gran técnica y se fue muy rápido sendero abajo. En este momento me llamó la atención otro punto a diferencia del running. Uno va corriendo por el sendero y escucha una estampida de atletas y uno automáticamente piensa que vienen personas más rápido que uno y se desvía hacia el lado para que puedan pasar sin problemas o, incluso, les grita el lado al que tienen que correrse para que puedan seguir moviéndose sin problemas.
Kilómetro 6, y hasta el 9, era una constante bajada donde me pasó mucha gente. Me llamó la atención que yo iba rápido (a 5:20 el pace) pero los que me pasaban iban realmente rápido. Tienen una técnica y destreza para bajar el cerro impresionante. Todos, claramente, con zapatillas ad hoc a la carrera. En la bajada también usé el “Fair play” y al sentir a alguien cerca mío me corría para que pudiera descender sin problemas.
Kilómetro 9 y me voy por un camino en que me pierdo, dándome cuenta porque me empiezan a gritar los que iban detrás de mí. Fueron solo 15 metros los que me perdí, pero al ver que 5 corredores me pasaban, me di cuenta que tenía que recuperar puestos y me pongo a correr muy rápido. El camino era el mismo de la ida pero en sentido contrario por lo que nuevamente pasamos por el barrial antes escrito.
Llegamos a la Ciudad Deportiva, veo la meta, corro rápido, levanto los brazos y cruzo la meta en 1:04:48 para un circuito muy bien medido. 10 kilómetros y 200 metros para la historia.
El post carrera fue bien desagradable por error mío. No llevaba calcetines y zapatillas de cambio, por lo que me empezó a dar frío y la tos fue protagonista, avizorándose un resfrío que por suerte no pasó a mayores.
Ya siendo finalista de mi primera carrera de trail, y con un presente de años en el running, hago unos pequeños análisis de esta carrera y también del mundo del Trail Running el cual conocí:
– Tal como me dijo Caro Courbis, en el trail no existe el pace o ritmo de carrera. A diferencia del running en que uno se preocupa de correr bajo cierto ritmo, acá no tiene relevancia.
– Caminar es parte del oficio. En el running el que camina es el que botó la carrera, el que tiene molestias musculares, el que no puede seguir en carrera. Acá todos caminan porque el terreno no permite correr en algunos trayectos.
– La competitividad es mínima. La mayoría asiste a los eventos para pasarlo bien, conectarse con la naturaleza y rendirse físicamente, pero son muy pocos los que buscan el pódium o llegar a la meta bajo un determinado tiempo.
– A diferencia del running, el Fair Play o Ética Deportiva está siempre presente. Si uno ve a alguien lastimado, se detiene y le presta ayuda. En los senderos, que son angostos, al notar que alguien viene detrás tuyo, uno se hace a un lado para que pueda pasar sin problemas.
Por lo que me dijeron los socios de Road Runners que llevan varias carreras en el cuerpo, la competencia de 10k estuvo fácil en comparación a otras. La encontré muy segura, con harto personal fiscalizándola y preocupándose de la integridad de los competidores. El Basecamp lo encontré increíble, muy amplio y con hartas comodidades para los inscritos y acompañantes como carros con comida (pagadas y gratis), mucha fruta, guardarropía expedita y regalos de árboles.
Este fue mi debut en el trail, una disciplina que me gustó, pero que necesita más entrenamiento, en especial en las bajadas. Por ahora seguiré siendo deportista de calle que es lo que me apasiona y siento que el running no es compatible con el trail running. No descarto eso si en período post maratones hacer algún cerro, con distancias de hasta 15k, pero obviamente con unas zapatillas adecuadas para la práctica.
13/11/2016
Testeos